jueves, 22 de septiembre de 2016

Volver a empezar





Y es que según nos hacemos viejos,
se vuelve más complicado dar la bienvenida.
 Supongo que son lo sentimientos,
o la propia utopía,
protagonista de nuestra historia,
que dificulta la erupción
de la lava que escupe nuestro corazón.

Sin embargo, no me rindo,
paseo firme hacia un horizonte oculto,
 pero esta vez sin miedo,
porque si no me ahogué con las tempestades,
qué broma llevaran solo los caudales.
Fuerte, como las olas que te arrastran al fondo,
pero delicado, como los granos de arena
que invaden tu cuerpo,
cada vez que intervienes sin avisar.

Agradezco poder respirar otra vez,
 dentro y fuera del espejo del cielo;
suspirar por un sueño nuevo,
 por las noches y cuando aún no cierro los ojos;
que se convierta en mi frenesí,
 y que, aunque complejo
como las corrientes que forman las mareas,
 me invite cada día a continuar intentándolo.

Es cómico,
 como se repiten las obras
en diferentes escenarios.
 Pero ahí están los actores,
 para cambiar sus guiones,
al compás que marcan la razón
y sus corazones,
 con la precaución de los sabios,
contenida en los antiguos recuerdos;
 y la novata locura de los inexpertos,
como la que alimenta estos versos.



I. A.

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