más cortos y fugaces se presentan a mí,
y mientras pasan veloces los relojes,
sigo esperando ventilar mis pulmones,
tengo la necesidad material,
de la ansiada llegada de mi pasión.
Y es que desde hace tiempo surco los mares,
vuelo por las noches, como los búhos devoran los relojes,
sin freno y con desenfreno no encuentro el fin,
no hay calma ni tempestad que corte mi sinsentido.
Que lo sencillo alimenta las mentes,
pero desconozco el camino sin ojos,
la repetición obscena de episodios provistos
de hostias y besos a partes iguales.
Y no espero, la gratitud ni el consuelo,
como la vanidad de los animales fatuos.
Que del no saber ni conocer,
nace la incomprensión.
Meramente libero mi intelecto,
con la rapidez con que saboreas estos versos.
I. A.

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