jueves, 22 de septiembre de 2016

Volver a empezar





Y es que según nos hacemos viejos,
se vuelve más complicado dar la bienvenida.
 Supongo que son lo sentimientos,
o la propia utopía,
protagonista de nuestra historia,
que dificulta la erupción
de la lava que escupe nuestro corazón.

Sin embargo, no me rindo,
paseo firme hacia un horizonte oculto,
 pero esta vez sin miedo,
porque si no me ahogué con las tempestades,
qué broma llevaran solo los caudales.
Fuerte, como las olas que te arrastran al fondo,
pero delicado, como los granos de arena
que invaden tu cuerpo,
cada vez que intervienes sin avisar.

Agradezco poder respirar otra vez,
 dentro y fuera del espejo del cielo;
suspirar por un sueño nuevo,
 por las noches y cuando aún no cierro los ojos;
que se convierta en mi frenesí,
 y que, aunque complejo
como las corrientes que forman las mareas,
 me invite cada día a continuar intentándolo.

Es cómico,
 como se repiten las obras
en diferentes escenarios.
 Pero ahí están los actores,
 para cambiar sus guiones,
al compás que marcan la razón
y sus corazones,
 con la precaución de los sabios,
contenida en los antiguos recuerdos;
 y la novata locura de los inexpertos,
como la que alimenta estos versos.



I. A.

martes, 26 de abril de 2016

Contrarreloj





Cuanto más largos se vuelven los días,
más cortos y fugaces se presentan a mí,
y mientras pasan veloces los relojes,
sigo esperando ventilar mis pulmones,
tengo la necesidad material,
de la ansiada llegada de mi pasión.

Y es que desde hace tiempo surco los mares,
vuelo por las noches, como los búhos devoran los relojes,
sin freno y con desenfreno no encuentro el fin,
no hay calma ni tempestad que corte mi sinsentido.

Que lo sencillo alimenta las mentes,
pero desconozco el camino sin ojos,
la repetición obscena de episodios provistos
de hostias y besos a partes iguales.

Y no espero, la gratitud ni el consuelo,
como la vanidad de los animales fatuos.
Que del no saber ni conocer,
nace la incomprensión.
Meramente libero mi intelecto,
con la rapidez con que saboreas estos versos.


I. A. 



jueves, 25 de febrero de 2016

Inmersión




Mil gotas caen del manantial que brota del techo,
dibujando senderos de agua sobre tu pecho,
arrebatando el alma que llevas dentro,
formando con ella la naturaleza por momentos,
que permanece inalterable en el tiempo.

Son corrientes, cursos de agua que mojan la tierra,
que arrastran las piedras, que riegan sus orillas,
sin tener miedo de ver a quien pilla,
desprevenido, o firme y decidido,
en sus curvas, sus cascadas y sus rápidos,
que sacuden tan duro como los látigos.

La humedad con que baña sus márgenes,
la sequedad que forma tras beber de sus riveras,
curiosa dualidad que forma sus enredaderas.

Sumergido en la vida del fondo,
explora sus secuelas, sus plantas y peces,
y descubrirás si pereces
pues no son tus músculos,
sino la mente las dueña de tu impulso.

Seguros y fuertes navegamos solos,
sin mirar atrás, ni tampoco los saltos que vienen,
deseando descubrir lo que tienen,
esos bosques espesos,
que cubren un borde y otro de nuestro río,
libres e independientes,
sabemos nadar siguiendo la corriente.



I. A.