jueves, 31 de diciembre de 2015
Vuela
Vuela,
vuela pequeña mariposa,
alegremente hermosa
que con tus alas calientas a los serios,
y con tu color enamoras a los ciegos,
vuela, con tus piernas abiertas,
sin ataduras ni armaduras,
sin que nadie corte tus alas,
vuela libre.
Vive,
respira profundo y observa,
miles de caminos y paisajes
se disponen ante tus ojos,
pero tus nervios temerosos,
no te dejan llegar a ellos,
Sonríe pequeña mariposa,
porque con cada una de esas muecas,
iluminas todos los bosques por los que pasas.
No te detengas mariposa,
pues a lo largo de tu existencia,
muchos serán los vuelos que de la vida.
Vuela...
jueves, 17 de diciembre de 2015
Con Todo
[A veces, la poesía necesita ser leída a fuego lento,
este es el caso de una de ellas, espero que os guste.]
No son cortos mis pasos,
cuando tras horas pegajosos,
juntamos nuestros rostros hermosos,
quedando retratados como osos.
que fieros y susurrosos,
combaten como bestias sobre campos pedregosos.
por otros,
nosotros,
somos,
te como.
Te devoro, respiro y muerdo,
hasta convertirme en el más loco de los cuerdos,
y de repente ya no me acuerdo,
un fallo en mi memoria,
que borra la victoria,
para transformarla en nota,
notoria.
Mordemos como podemos,
e incapaces no los vemos,
somos ciegos,
como los jóvenes,
como trenes, veloces.
que como proyectiles nos atraviesan,
a base de voces,
sin realizar trayecto de vuelta.
I. A.
lunes, 23 de noviembre de 2015
La Hipocresía del tiempo
Desde hace ya algún tiempo mis palabras echaron el cierre,
deseosas de poder salir, siempre topan con el cerrojo de mis labios,
formando un fuerte nudo en mi garganta que lentamente me ahoga.
Desde hace algún tiempo te pienso,
valoro lo bueno y lo malo,
reflexiono en claro y en oscuro,
en si estará bien o mal,
en si estará bien o mal,
en este yugo del tiempo que me lleva volando cada día,
desde a un punto a otro, siempre solo.
Desde hace algún tiempo pienso,
pienso en los colores, los calores, las luces, y los olores,
en ese brillo que me llama,
pienso en lo viejo y en lo nuevo, en el ayer y el mañana,
en poder atravesar el tiempo y conocer lo que esta por venir,
en poder atravesar el tiempo y conocer lo que esta por venir,
en el futuro, un futuro incierto que impulse mis pies fuera de este vacío.
Desde hace algún tiempo calló,
pienso en hablar, mil y una veces lo pienso cada día.
sin embargo, mis palabras callan mudas como las rocas,
y caen olvidadas sobre el charco que dejan.
y caen olvidadas sobre el charco que dejan.
Desde hace algún tiempo sonrío, río y vivo,
ocupado en un nuevo proyecto, cuelgo el cartel "en reconstrucción".
Pienso en los cambios, en experimentar y en conocer,
Pienso en los cambios, en experimentar y en conocer,
en explorar los rincones más desconocidos todavía para mí,
descubrirlos poco a poco, disfrutarlos y devorarlos,
como los buenos placeres de esto que llaman vida.
Pienso en todo aquello que quise hacer, que quise compartir,
y que ahora aún puedo completar,
en todo lo que estoy y estuve dispuesto hacer,
porque si tu supieras...
como los buenos placeres de esto que llaman vida.
Pienso en todo aquello que quise hacer, que quise compartir,
y que ahora aún puedo completar,
en todo lo que estoy y estuve dispuesto hacer,
porque si tu supieras...
Desde hace algún tiempo te sueño,
con la ilusión de un niño pequeño,
con la ilusión de un niño pequeño,
aparece de repente, en la oscuridad de la noche y me invitas,
me invitas de nuevo, a un viaje de sensaciones,
para descubrir los paisajes mas bellos de este planeta.
Comienzo hipnotizado por el brillo que desprenden las estrellas,
esa luz que me ilumina cuando todo se apaga.
esa luz que me ilumina cuando todo se apaga.
Pero el hambre comienza a apoderarse de mi estomago,
y entonces tropiezo casi por sorpresa, con manjares exquisitos,
bendito placer, comer, beber, morder,
de esos tiernos frutos rojos que susurrosos me llaman.
y entonces tropiezo casi por sorpresa, con manjares exquisitos,
bendito placer, comer, beber, morder,
de esos tiernos frutos rojos que susurrosos me llaman.
Me descuelgo por los rayos de sol que con su calor me llenan,
drogado por el suave tacto de sus redes, y el hechizante olor que desprenden.
drogado por el suave tacto de sus redes, y el hechizante olor que desprenden.
Escalo, asciendo y trepo, por las blancas y enormes cordilleras
que desafiantes se anteponen en mi mágico camino, descanso,
agotado en la cima de este sitio que llaman tierra,
devoro cada recurso que encuentro en ellas,
hasta saciarme con el más delicioso de sus jugos.
Desciendo a las verdes praderas del sur, lisas y suaves como la seda,
sutilmente me voy deslizando, acariciando, rozando,
que desafiantes se anteponen en mi mágico camino, descanso,
agotado en la cima de este sitio que llaman tierra,
devoro cada recurso que encuentro en ellas,
hasta saciarme con el más delicioso de sus jugos.
Desciendo a las verdes praderas del sur, lisas y suaves como la seda,
sutilmente me voy deslizando, acariciando, rozando,
y aunque aturdido por los gritos no ceso en mi empresa,
lento, pausado, tranquilo y voraz continuo por el sendero.
lento, pausado, tranquilo y voraz continuo por el sendero.
El final de mi viaje se acerca, y casi sin darme cuenta,
el más bello y relajante de los parajes se dispone frente a mí,
el inmenso mar, señor de las aguas de este mundo,
no termino hasta topar de frente con él, zambullirme en su interior,
el más bello y relajante de los parajes se dispone frente a mí,
el inmenso mar, señor de las aguas de este mundo,
no termino hasta topar de frente con él, zambullirme en su interior,
refrescarme en sus olas y sus curvas,
me muevo, bailo y no paro,
al ritmo que marca la más fuerte de las resacas,
me muevo, bailo y no paro,
al ritmo que marca la más fuerte de las resacas,
y entonces corro, y te corres...
Desde algún tiempo, pienso en el lugar que ocupan las cosas,
en la cura perfecta para todas ellas,
en el momento en que la tempestad cese,
en la felicidad de todos,
en cambiar, en correr para olvidar, lo que debemos hacer,
en el momento en que la tempestad cese,
en la felicidad de todos,
en cambiar, en correr para olvidar, lo que debemos hacer,
me armo de valor y pienso, pienso de nuevo, y...
Si tu supieras...
I. A.
viernes, 16 de octubre de 2015
Frío
Frío, causante de tantas alegrías y de tantas tristezas,
que con la llegada del Otoño, comienzas a invadir los solitarios
cuerpos de aquellos que no te acogen con alegría,
que congelas el tiempo en ese preciso instante que deseamos olvidar,
que cubres todos los paisajes de la tierra durante estos meses,
con el blanco diamante de tus nevadas, con esta humedad que cala
mis huesos y la intensidad de tus lluvias, y fulminando
a los desprevenidos con el dolor del hielo que lanzas desde el cielo.
Como cada Octubre, tu comienzas a ocupar las calles,
a borrar la alegría del verde colorido de los parques,
a cubrir con tu inmensa manta de hielo todos los hogares,
combatiendo el fuego que se enciende en cada una de ellas,
el calor de los cuerpos desnudos que se pliegan noche tras noche,
helando la manos y corazones de aquellos que desconocían tu llegada.
Cruel y despiadado agente del tiempo, que sin compasión,
acabas con todos aquellos desgraciados que no consiguen huir
de tus garras, incapaces de cobijarse en otros brazos que no sean los tuyos,
estando destinados a helarse por ti.
Eres el compañero más frecuente de la soledad que me consume
en estos días, cada vez más cortos, que se ven devorados
por la inmensidad de las noches.
Eres la rutina que inunda el espacio durante estos malos momentos,
el agua que te ahoga cuando no puedes salir,
que te recuerda tus males, las penas,
y lo que no son tan penas.
Eres la constante lentitud con que se mueve
el tiempo durante estos días,
porque ni una minúscula llama de calor brota durante
los días más soleados.
Lo confieso, soy culpable,
no te recibo con alegría, ni ahora,
ni ninguna de las veces que te da por aparecer en mi vida,
pues eres sinónimo de malos recuerdos,
de lo lento que pasa el tiempo,
del despertar cada mañana solo, helado, atrapado bajo tus garras de hielo,
de la necesidad de compañía durante tus gélidas noches,
que abrase mi piel con el simple roce de nuestros cuerpos desnudos,
que me queme los labios, cada vez que me besa,
que te expulse de una vez por todas, para que no vuelvas...
No se cuando hallaré calor.
Pero hoy solo soy tuyo, despiadado Frío.
I. A.
martes, 1 de septiembre de 2015
Quédate un poco mas
Doscientos kilómetros por hora, a toda ostia, sin querer saber lo que pasa a tu alrededor,
pero cuando menos te lo esperas, aparece alguien y te dice que aflojes,
y en ese momento, te das cuenta de los verdaderamente importante,
de como toda una vida no basta para alimentar un corazón, pero sobra medio segundo
para dejarlo vacío.
Todo comienza por una mirada, tu y yo, una químicas especial,
una mirada penetrante, entrelazada, fugaz e intensa como el aire, viva y atenta,
que calienta tanto como el fuego,
tanto, que pronto la energía explota.
Tus ojos y los míos se encuentran por primera vez, tímidos, vagos, pero a la vez inquietos,
fascinados por el hipnotismo que desprende el reflejo de la luz en tus pupilas,
como si de una joya se tratase,
y es que desde ese instante,
yo verdaderamente vivo perdido en ellos.
Pronto el protagonismo lo toman las palabras, sonrisas cómplices, los labios,
porque cada sonrisa tuya ilumina más el día que toda la luz que desprende el sol cada mañana.
Un duelo de miradas precavidas que se tornan desafiantes, mientras poco a poco las distancias se acortan.
Y derrepente ocurre, la energía se activa y comienza a recorrer nuestros cuerpos,
y desde ese momento la luz brilla con mas fuerza que nunca,
un momento único, infinito y en el que el tiempo queda detenido por momentos,
sin que ninguno quiera verlo terminar.
El tiempo pasa, nada cambia, fascinación e interés,
son los protagonistas de este diálogo que cada noche invita a continuar explorando,
descubriendo mil y una cosas de ti,
porque el frío del invierno se va agotando mientras con tu calor me arropas.
Aquella noche que comenzamos a descubrir Madrid,
un par de palabras y de sonrisas bien acompañadas de un vino blanco,
con el perfecto escenario de la noche,
fuimos testigos de que no hacen falta meses para conectar con una persona,
que la conexión la establecen los ojos y las sonrisas
y la confianza los abrazos, los besos, los testimonios y la sinceridad.
Las noches pasaban, los sueños juntos permanecían,
y amanecer abrazado junto a ti cada día era un bendito placer,
saborear tus labios cada mañana, el mejor de mis desayunos,
sin complicaciones, sin ataduras, siendo libres y disfrutando cada minuto como si fuera el último,
porque contigo un par de cafés, y un libro bastan para alegrar una semana entera de mi vida.
Nos separamos, y poco a poco mientras navegaba te echaba en falta,
pero la inmensidad del mar no bastaba,
porque la brisa del aire y el movimiento de las olas hacía que pronto noticias tuyas llegasen hasta mí, porque en cuanto llegaba a puerto sabía que estabas ahí,
tan lejos y a la vez tan cerca,
y en ese momento, solo una sonrisa podía dibujarse en mi rostro.
Porque si mil tardes de estudio contigo han bastado para esto,
yo me pregunto qué haré con otras mil tumbados en el parque,
representados en el teatro,
mojados en la playa,
respirando en la montaña,
cantando en un concierto,
y en definitiva, disfrutando de las largas noches de la capital...
Porque cada vez que te vuelvo a ver, nuestros ojos se iluminan de nuevo,
no hay testigo en el mundo capaz de explicar como la energía fluye en esas primeras palabras que nos dedicamos cada momento, cada abrazo, cada caricia, cada beso...
Mucho ha pasado desde aquel mayo primaveral,
quizá demasiado, demasiados buenos y demasiados malos,
rápidos y fugaces,
y poco a poco me va comiendo por dentro,
tus recuerdos invaden mi mente mientras uno trata mantenerse al margen,
pero no sabes lo imposible que es.
Porque masqueriendo olvidarte, no puedo,
masqueriendo vivir, ser libre, no puedo,
no puedo volar sin alas, ya que eso, eres tú.
Porque masqueriendo muchas cosas te quiero a ti, te extraño y te siento,
como se que tu has hecho,
y por eso mi corazón se va quedando vacío.
Soñando con viajar a otro planeta.
I. A.
jueves, 20 de agosto de 2015
Hasta Mañana
El verano, ese amigo y enemigo,
capaz de darnos los días mas cálidos del año, y a la vez tan fríos,
en el que sus bellos paisajes,
decorados por la luz dorada que los arropa,
nos invita a salir, a disfrutar, a emocionarse, a reír y a llorar,
sin permitir que un solo minuto de sus largos días se consuma.
Una luz que nos invita a salir del túnel, a desconectar, a olvidarse, y vivir...
Momentos incontables que no deseo ver terminar,
soñando con poder parar el tiempo,
consiguiendo que estos permanezcan inalterables en mi mente.
En ocasiones pensamos demasiado, ¿no es mejor vivir que pensar?
Pues tratemos de no pensar,
ya que a veces con un par de sonrisas y abrazos bastan para ser feliz.
Empecemos a experimentar,
a mantener la mente apagada,
abrasada por el calor al que le somete el sol.
Volvamos a ser niños,
apartemos nuestros problemas,
simplemente dejémonos llevar...
Como aquellos años, donde un simple paseo en bicicleta ocupaba todo un atardecer,
cuando podíamos disfrutar todo un día entero al borde del río,
arropados por el sonido del agua y la refrescante humedad que mojaba nuestras toallas,
cuando subíamos montes y colinas enteras, sin mirar atrás, y al llegar arriba del todo,
sonreíamos y respirábamos libres,
como los pájaros que copan los árboles.
sonreíamos y respirábamos libres,
como los pájaros que copan los árboles.
En esta última noche, miremos juntos las estrellas,
como cada noche de verano,
contemos una tras otra hasta caer rendidos uno encima del otro,
y que al volver a casa esto no sea un "adiós", sino un, "hasta mañana".
Gracias.
I. A.
El Viaje a lo Desconocido
Continuas reflexiones ahogan mi mente.
Recuerdos, de aquellos girasoles amarillos, pobladores del sur
que con tanta fuerza alimentaron mi corazón,
son hoy en día el alma de mi preocupación.
En las altas y bellas montañas del norte,
trato de encontrar la solución.
Sueño con llegar al cielo azul,
soberano sobre todas ellas.
Montañas húmedas, frías, oscuras,
donde la espesa niebla que las domina no deja ver su final,
como si de la vida misma se tratase.
Mientras tanto, el planeta no duerme,
girando sin descanso un día tras otro,
el inagotable viaje del tiempo que nunca termina.
El viaje hacia a lo desconocido,
hacía un mundo oculto,
de sensaciones,
de momentos,
de sentimientos,
Que solo uno puede decidirse a llevar...
I. A.
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